Llegada de la procesión a la iglesia de San Martiño de Moaña.

Que las Festas de San Martiño de Moaña están señaladas en el calendario de los morracenses de un año para otro es una tradición irreprochable, pero que a ella van asociadas también las incidencias de tráfico y abusos con la cuca, también es indiscutible. Si el año pasado la posfiesta estuvo marcada por la oleada de sanciones impuestas por la Policía Local por mal estacionamiento, este año no ha sido menos pese a las advertencias y a los antecedentes. El fin de semana se saldó con varios centenares de multas, la mayoría de ellas por aparcar en lugares prohibidos en el entorno de la zona monumental de la parroquia o el tramo de la EP-1004 en Abelendo, humanizada en los últimos años para ganar espacio para los peatones. 

Pero el fin de semana también dejó otras situaciones más complicadas que nada que tienen que ver con la señalización. Un mejor de 15 años fue encontrado semiinconsciente, próximo a un coma etílico, por los servicios de emergencia a causa del consumo de alcohol y una ambulancia tuvo que acudir hasta la fiesta para trasladarlo a un centro hospitalario. Son estos los casos en los que no solo se pide responsabilidad al volante con el tópico ‘si bebes no conduzcas’, también tener en cuenta que existe una edad mínima para la venta y consumo de alcohol y que no cumplir la ley puede acabar por amargar la fiesta.

Pero este fin de semana, los miles de asistentes a San Martiño no estaban dispuestos a parar el ritmo ni siquiera con la llegada de la luz del día. La Policía Local tuvo que desalojar la carpa y cerrar los furanchos a las 8:00 de la mañana para garantizar que los servicios de limpieza municipales pudieran acceder para limpiar en su interior. Todo debía de estar preparado para los actos del domingo y, afortunadamente, la intervención se desarrolló sin incidentes.

Día grande del patrón

Moaña miraba al cielo después de un domingo marcado por la lluvia en el que no pudieron celebrarse los actos religiosos previstos en el exterior. Sin embargo, el sol acompañó el día grande y la iglesia de San Martió brilló por dentro y por fuera. La Banda de Música Airiños do Morrazo y la de Vilaboa se encargaron de la animación durante toda la mañana del lunes hasta que a las 12:00 horas comenzó la misa solemne cantada por la Coral Moañesa. Posteriormente tuvo lugar la tradicional procesión del patrón por la parroquia, desde el templo hasta el cruceiro, regresando por el mismo recorrido hasta encerrarse nuevamente rodeado de una multitud de fieles.

Por la tarde, magosto y verbena a cargo de las orquestas Miramar y Players.

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