Mercedes Vilar y Esperanza Veiga unidas por su parroquia.

Mercedes Vilar y Esperanza Veiga representan a los vecinos de Pinténs y Viñó, dos núcleos de O Hío que este verano han soportado “cinco veces más» de turistas que en años anteriores

Son Mercedes Vilar y Esperanza Veiga, dos mujeres que han decidido plantarse para luchar contra el colapso turístico que vive O Hío cada verano y que este año ha batido récords. A pocos días de que las vacaciones den sus últimos coletazos hacen balance y afirman que «ha sido por lo menos cinco veces peor que el año pasado, es demasiado”, manifiesta Vilar, presidenta de la AAVV de Pinténs. Y gran parte de la culpa de este incremento desmesurado de visitantes a las playas de la parroquia la tienen las redes sociales. “Grabaron un serie o una película en esta zona y desde entonces los instagramers, influencers y usuarios activos en redes sociales llegan aquí, se hacen las fotos y esto se llena, pero trampean, porque se fotografían cuando la playa está vacía para esconder los problemas de tráfico que se generan» y que complican muy mucho la vida a los residentes. 

El 80 por ciento de los turistas son portugueses “que vienen tempranísimo para coger sitio en el leiraparking y hasta las cinco de la tarde no se mueven así que el resto acaban aparcando en cualquier sitio, sobre línea amarilla, sin ni si quiera percatarse de que haya sitio para que pasen los coches o los vehículos de emergencias cuando ocurre alguna incidencia”, describe la portavoz de los vecinos de Pinténs que alerta de que los caminos de la parroquia no están preparados para acoger tanto tráfico “porque no fueron construidos para ello» y alguno podría venirse abajo en cualquier momento como ya ocurrió años atrás cuando la afluencia era mucho menor. “Antes esto ya era famoso pero ahora es un desmadre”, considera.

DESESTACIONALIZACIÓN

En la zona de Viñó y Barra la situación es similar, aunque hay que añadir además el efecto llamada también en redes sociales y revistas a las playas en las que está normalizado el nudismo, pese a que no esté autorizado oficialmente. De ahí que este año se haya reabierto la guerra sobre si quienes utilizan traje de baño pueden acudir también a estos arenales. Esperanza Veiga lucha desde hace muchos años, más de una década, por poner orden durante los veranos en toda la parroquia, pero especialmente en la zona que ella representa que, además, es de especial protección porque está integrada en la Rede Natura 2000 de la Xunta. 

Su experiencia le demuestra que hasta ahora solo se ha potenciado el “turismo de bocadillo” y durante una temporada completa, en verano, pero cree que esto debe cambiar y que desde la administración local tienen que trabajar en un plan que gestione adecuadamente esta afluencia de visitantes. Es consciente de que Cangas el principal potencial de Cangas son las playas, pero está convencida de que el turismo se puede desestacionalizar como lo hacen otros municipios próximos, como es el caso del Concello de Moaña, que ofrece rutas a lo largo del año para conocer la historia y los atractivos de las diferentes zonas naturales, industriales y culturales y que siempre están completas. Además de un plan de movilidad efectivo y una vigilancia policial. “Que la Policía Local no venga este verano es otro efecto llamada”, opina Veiga.

Viñó y Pinténs, las dos únicas asociaciones que se revelan en público contra el “caos”

O Hío es la parroquia de Cangas con más asociaciones vecinales, ocho en total, y pese a que el sentimiento de agobio es común, públicamente solo la de Viñó y Pinténs han salido a la palestra públicamente para rechazar el “caos” en el que viven durante los tres meses de verano. Las quejas de ambas han traspasado ya en varias ocasiones la geografía local para escucharse a nivel nacional y, seguramente, internacional. Hace algo más de una semana los vecinos de Pinténs decidieron cortar la circulación en la hora punta de acceso a las playas utilizando el método de cruzar continuamente uno de los pasos de peatones “clave”. Algo más de media hora permanecieron cambiando de acera y eso les valió para hacerse oír por todo el territorio nacional. 

Viñó también es partidaria de este tipo de acciones, pero por su ubicación no resulta tan efectivo. Partidaria de una respuesta conjunta de las ocho entidades que por el momento no ha sido posible, su batalla la combate con la palabra. Tratando de que el gobierno local de Cangas reaccione y, en consenso con los vecinos, plantee un plan de trabajo que ayude aliviar el problema. No encuentra justificación a que después de más de un año al frente del Concello y reiteradas peticiones vecinales el tripartito quiera reunirse en septiembre. “Mi nombre es Esperanza pero no tengo ninguna esperanza de que valga para nada”, ironiza. Mercedes prefiere ser más optimista y dar un voto de confianza.

En lo que sí coinciden las dos y quieren dejar claro es que no tienen “turismofobia como se está diciendo pero sí que los vecinos podamos convivir”. Y para ello plantean un sistema de transporte lanzadera desde aparcamientos disuasorios situados estratégicamente fuera de la parroquia. 

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