Cada fin de semana desde hace ya varios años los vecinos de las calles Ferrol y Marín de Cangas, sobre todo los de la primera, viven un auténtico calvario. “Tengo que tomar pastillas para dormir por el ruido y porque vivimos con miedo, explicaba a Atlántico una vecina que cada vez que se llega el viernes y hasta el lunes tiene que desconectar el portero de su piso para evitar que le toquen de madrugada. Son las represalias que tiene que sufrir por denunciar, ella y el resto de residentes de ambas calles, lo que ocurre ante la mirada impasible de las autoridades. La situación ha llegado hasta tal extremo que, incluso, se han visto obligados a colocar un cartel en las zonas comunes en el que alertan de que “se han encontrado preservativos usados en las canaletas de pluviales” como consecuencia de que un propietario aprovechaba el ambiente para “dejarle» un trastero a las parejas. “La persona que usa el trastero indebidamente, que lleve los preservativos para su casa», exponen.
Reconocen varios que han tratado de vender sus casas para irse lejos de las peleas, de las borracheras, del ruido y de la suciedad de la mañana, pero que nadie las ha querido comprar porque todo el mundo sabe lo que pasa “pero nadie hace nada”. “Ya no vamos a denunciar más al Concello porque no vale para nada, vemos cómo pasa la Policía Local y no hace nada porque solo son dos tienen miedo de enfrentarse a lo que hay”, denuncian agobiados por la situación y temerosos de que puedan estar escuchándoles. Por eso, no quieren decir su nombre y tampoco aparecer en ninguna foto. Ya han visto cómo les llegan mensajes amenazantes a sus teléfonos y no quieren ser diana nuevamente, pero están preocupados por la temporada que se avecina. “Hay más locales y más gente de muchos lugares”, avisan. En cuanto a las inspecciones que se anunciaron por parte del Concello de Cangas a los locales de ocio ante los graves incidentes en una discoteca de Murcia y enfocados a garantizar que cumplían con la normativa de seguridad para evitar riesgos, nada se sabe.