Una vecina de Broullón con muletas cruzando la carretera para llegar a su casa.

El último accidente por el choque frontal de dos vehículos en la PO-313, la carretera que une Moaña con Marín, a la altura de Broullón, ha vuelto a encender a los vecinos. Llevan muchos años reclamando medidas de seguridad en el tramo más poblado, entre el desvío de la autovía y hasta el mirador de A Fraga. Una labor que correspondería a la Consellería de Infraestructuras como titular del vial.

Sin embargo, la administración autonómica ya ha manifestado en varias ocasiones que las características de esta carretera no son compatibles con la colocación de semáforos, pasos de peatones o medidas reductoras de la velocidad, como reclaman los residentes, que alegan que algo tan cotidiano y diario como tirar la basura les supone exponer su vida cruzando entre curvas. Por no hablar de caminar por los márgenes, que resulta un deporte de riesgo que pocos se atreven a hacer porque, además de que no existe espacio suficiente, la velocidad a la que circulan los vehículos les pone el corazón en un puño. 

Consideran que, al igual que se ha ejecutado en otros municipios de la comarca, la Xunta también construya una senda peatonal por, al menos, uno de los lados, que se instale un semáforo para regular un paso de peatones que les permita poder cruzar con cierta seguridad. Lo han pedido de distintas formas, a través del pleno de la corporación municipal, han recibido a técnicos y políticos autonómicos para mostrarle el problema y tratar de arrancarles un compromiso pero, a día de hoy, nada de eso ha surgido efecto. Por eso, amenazaron con medidas más contundentes para reivindicar un sistema de seguridad que ven “imprescindible” antes de que pueda ocurrir una desgracia.

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