La Policía Local ayer a primera hora en las obras de Romarigo.

Los vecinos del barrio de Romarigo, en Cangas, ya despertaron con la mosca detrás de la oreja, como dice el dicho popular. Les habían comunicado que a primera hora los trabajadores de la empresa concesionaria de las obras procederían a construir una caseta para en la que albergar el cuadro eléctrico del bombeo del nuevo pozo al que irá conectado el saneamiento de las viviendas. Una pequeña edificación situada junto a una vivienda y que no estaba incluida en el proyecto inicial. 

El propietario de la casa anexa no estaba dispuesto a dejar que obrasen junto al muro de su casa y el resto de vecinos del entorno tampoco permiten que el Concello continúe modificando las obras a su antojo sin contar con ellos. De hecho, ya son numerosos los escritos presentados que no han tenido respuesta, por eso en la mañana de ayer decidieron plantarse y tratar de poner freno a otra nueva modificación para la que “no tienen licencia municipal”, explicaban. 

No entienden porqué se va a gastar dinero en una instalación que el día de mañana tendrá que tirarse abajo porque por esa zona va proyectado un vial. Así, esperaron la llegada de los obreros para llamar a la Policía Local con la intención de que paralizasen las obras. Sin embargo, los agentes recibieron órdenes del gobierno local y de técnicos municipales de dejar que continuasen los trabajos pese a las quejas vecinales.

 Estas obras, que realiza la empresa Construcciones Vale, tenían un plazo de ejecución de tres meses, y ya debían de haber llegado a su fin porque se iniciaron en enero. Sin embargo, han estado y están llenas de inconvenientes hasta convertirse en una auténtica tortura.

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