Natalia en las escaleras del edificio que sube a la vivienda de la que la quieren desahuciar.

«La desahuciada de Marín sabe que está ocupando una vivienda que no es de su propiedad, habiéndolo reconocido ella misma de esta forma en sede judicial. A pesar de los diferentes intentos que se han llevado a cabo de forma extrajudicial para que abandone el piso, ha buscado en todo momento evitar el desahucio que se ha llegado a suspender hasta en tres ocasiones.

En ningún momento se ha buscado hacer ningún tipo de daño económico a la desahuciada, que si está en el piso es porque se encontraba en una peor situación económica en el momento del divorcio, por eso se le dejó continuar residiendo en la vivienda, siendo el progenitor el que en este momento se traslada a una residencia para evitar que los menores sufran la crisis matrimonial dentro del domicilio.

Desde el principio se le han proporcionado los medios económicos adecuados para poder hacer frente al sostenimiento del hogar. Primero, tuvo acceso a la cuenta en la que se ingresaba la nómina al progenitor, después se le pagó la pensión de alimentos establecida en las medidas provisionales y, más tarde, las establecidas en sentencia de divorcio; por lo que dichas cantidades están avaladas por un juez y un fiscal en atención al nivel de ingresos de ambos y las cargas que conllevan los menores, sobre todo teniendo en consideración el régimen de custodia compartida en el que se encuentran.»

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