Hace una década ya se dio la voz de alarma, pero desde entonces nada ha cambiado a mejor. El helipuerto de Cangas, en el entorno de Ojea, a pocos metros de las naves, también es un problema. Las losetas del suelo están destrozadas y levantadas, lo que supone un “arma” para las hélices de los helicópteros que puedan aterrizar en él. Este fin de semana, sin ir más lejos lo hizo uno del 061 para atender a un infartado. Pero no solo la superficie pide ayuda, lo peor está debajo del agua. El mar se está comiendo la base y poco a poco se va hundiendo. El propietario de esta infraestructura es Costas, aunque por convenio es el Concello el del mantenimiento.