La pareja hace unos minutos que llegó a su casa de Gruncheiras, en Coiro, después de un periplo por los aeropuertos de medio mundo para poder volver de Tailandia
«¡¡Por fin en casa!!», con este grito de alegría al que merece ponerle doble exclamación nos avisaban Bruno y Patricia de su llegada a casa después de una semana de locura buscando fórmulas para volver de Tailandia a Cangas. Marcharon el 9 de marzo para pasar unas vacaciones con todas las garantías de normalidad y tranquilidad pero poco después, cuando se encontraban en Krabi, comenzaron a recibir noticias poco halagüeñas, se cerraban espacios aéreos, se cancelaban vuelos y su vuelta no sería tan dulce como habían imaginado.
Después de muchos días intentándolo, y muchas llamadas de auxilio a amigos, conocidos y autoridades, el pasado lunes siguieron su instinto y, tras viajar a Bangkok gracias al apoyo de unos amigos, compraron un billete a Estocolmo. Lo habían visto horas antes pero no se atrevieron a cogerlo, sin embargo una corazonada los llevó a adquirirlo poco antes de subirse al avión que los llevaba a Bangkok. Sabían que en Suecia podían pasar la cuarentena gracias al cobijo de una amistad en caso de no poder regresar a España. Finalmente, el empeño y la suerte hizo que ese enlace a Madrid se produjera y que Patri y Bruno puedan dormir esta noche en su cama. «3000km nos separaban de Estocolmo a España, pero fue la mejor de nuestras elecciones», indicó Patricia emocionada.
Ahora, más relajada, feliz y disfrutando de cada detalle de su hogar, quiere hacer hacer una «mención especial a todos aquellos, que han sido muchos, que desde la distancia nos han ayudado y apoyado incluso sin conocernos. ¡Sin ellos esto no habría sido posible!».