Rober en el lugar en el que debería de estar la plaza que reclamó hace un año.

Falta de plazas y deficiente señalización, aceras en mal estado o alcantarillado peligroso son los problemas a los que se enfrentan 

Sufrir movilidad reducida es un problema, pero luchar contra la falta de empatía del entorno más cercano es una cuestión que agota. No es cuestión de dinero, sino de civismo y, sin rodeos, de algo tan objetivo como es cumplir la ley. Cangas es un ejemplo de lo mucho que todavía falta por hacer en eso de eliminar barreras para facilitar la igualdad de las personas. De trabajar e implicarse desde las administraciones para cumplir la ley y para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Los concellos como entidad más cercana deberían de ser los primeros en dar ejemplo, en reducir burocracia y marcar prioridades, pero la evidencia demuestra lo contrario.  

Roberto Fernández es un joven de 21 años que tras sufrir una grave enfermedad que le llevó a estar postrado en un silla de ruedas lucha por ganar autonomía en su día a día. Su coraje y su empeño consiguieron levantarlo para hacerle caminar ayudado de dos muletas. Sabe que le acompañarán siempre, pero gracias a ellas logró coger las riendas de su vida como un joven más del municipio. Tiene ilusiones. Estudia en el instituto de Johan Carballeira de Bueu y cuenta los días para sacarse el carné de conducir. Está a punto de presentarse al examen teórico pero una vez obtenga el permiso se enfrenta a otra traba, la tener que buscar aparcamiento, probablemente lejos de casa. Hay una sola plaza reservada para personas con movilidad reducida en varios centenares de metros a la redonda. Pese a tener asignada la tarjeta autorizada, lleva más de un año esperando que el Concello pinte una cerca de su vivienda, en la Avenida de Bueu. Tras muchas largas del gobierno local y un juego de tenis entre departamentos, continúa sin respuesta. 

Mila Paz mostrando sus solicitudes en el Concello.

Al igual que Mila Paz, una canguesa con Esclerosis Múltiple, que aguarda desde hace tres años a que le pinten una plaza reservada en el entorno de la Avenida de Espíritu Santo. Logró tras mucha insistencia que tiñeran una de azul, pero sigue reclamando otra que no llega. En apenas 20 metros hay tres personas que la necesitan y que también la han demandado. “Tanto la que solicita Roberto como el resto son plazas que nos pertenecen”, reclama Paz, consciente de que la conciencia social sobre este asunto debe empezar desde los propios representantes políticos a los que pide que abandonen el pasotismo y actúen instalando estos espacios reservados “para las personas a las que les cuesta desplazarse por problemas de salud”. “Si hace falta le compro yo la pintura al Concello, pero que dejen de poner excusas”, asevera Paz.

ACERAS Y ALCANTARILLAS

La falta de plazas no es el único inconveniente para los cangueses. No solo aquellos con un diagnóstico, sino cualquiera “porque a todos nos puede pasar”, recuerda Mila. Las aceras están destrozadas y las alcantarillas son todo un peligro. “Un amigo que me acompañaba pisó una y acabó metiendo la pierna entera, si hubiese sido una persona mayor se la parte”, relata Roberto mientras recuerda que él mismo se cayó hacia adelante cuando se desplazaba en silla de ruedas al quedarse encajada una en un socavón. “Como nadie denuncia, parece que el problema no existe”, consideran ambos, unidos en una sola voz para lograr que el Concello priorice demandas tan básicas como poco costosas pero tanto suponen para sus vecinos.

LOS COCHES DEL CONCELLO OCUPAN PLAZAS RESERVADAS

Una furgoneta de la UTE en la plaza reservada.

Encontrar coches del Concello de Cangas ocupando plazas reservadas para personas con movilidad reducida no es algo excepcional sino más habitual de lo que parece. Y para quien pueda pensar que puede ser una cuestión de urgencia por un bien común, se equivoca. O al menos, surge la duda cuando ocurre en un día no laborable como es un domingo 11 de agosto por la tarde. Pero ese ejemplo de la imagen, de una furgoneta de la concesionaria del ciclo del agua, la UTE Gestión Cangas, es más habitual de lo que parece. También ocurre, denuncia Mila Paz, con vehículos particulares de trabajadores municipales que cuentan con tarjeta para estacionar en zonas habilitadas para este personal pero le autoriza en plazas reservadas. El problema, según Paz, es la falta de sanciones de la Policía Local, la deficiente señalización y el incivismo. 

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