Inundaciones de Longán y su entorno en la riada de diciembre de 2020.

AV pide al gobierno local formación a los equipos de emergencias y a todos los sectores sociales, educativos, culturales y a la ciudadanía para dar respuesta ante una catástrofe

Ante una emergencia similar a las inundaciones del área metropolitana de Valencia, las primeras reacciones y minutos son esenciales para salvar vidas y aminorar la gravedad del problema. Por este motivo, todos los municipios están obligados a contar con un Plan de Emergencias Municipal (PEMU). Cangas lo aprobó en 2022 tras tres años hablando del documento. Pero surge la duda de si los ciudadanos lo conocen y tendrían, al menos, las nociones básicas para ponerlo en funcionamiento ante una catástrofe tan real como podría ser un incendio, una riada o un terremoto. La dispersión poblacional de Cangas, los accesos únicos a zonas como Donón u O Hío o la particular distribución del casco vello con viales estrechos y en muchos casos sin salida podrían convertir en una ratonera paraísos que ahora son idílicos para vivir y disfrutar de la naturaleza.

Ante esta situación y el drama vivido en Valencia conviene más que nunca traer a la actualidad este documento para formar a la población en este paquete de medidas de respuesta municipal ante una emergencia. En ese sentido y consciente de la realidad, Alternativa dos Veciños (AV) trae al próximo pleno ordinario una moción instando al gobierno local a realizar campañas informativas anuales con los aspectos fundamentales de este PEMU, a formar continuamente a los servicios de emergencias y a realizar simulacros generales, también de llamadas o de despachos, a entrenar tanto a los departamentos de seguridad y emergencia, a los centros educativos, deportivos o culturales para que sepan actuar ante lo que pueda ocurrir.

ACTIVACIÓN DEL NIVEL CERO DEL PEMU

Hace un año la alcaldesa de Cangas, Araceli Gestido, activó por primera vez el nivel cero del Plan de Emergencias Municipal con motivo de los continuos incendios que se iban activando en la antigua fábrica de Massó.  Esto permitió, según se pudo conocer en aquel momento, el uso de medios más efectivos en la extinción, adecuar los accesos para ellos o poner en conocimiento de la situación a la Subdirección General de Calidad Ambiental y de Guardacostas.  Un operativo coordinado que impidió que la abundante agua vertida para apagar las llamas acabase contaminando la ría.

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