El juez de Pontevedra inadmitió las pruebas que, según su letrado, demuestran que se encontraba trabajando en el momento de la agresión. Ahora ha presentado un recurso de casación al Tribunal Supremo pidiendo que se tengan en cuenta en el caso
La vida de Said Baali cambió sin quererlo hace dos años. Exactamente el 8 de noviembre de 2018. Desde ese momento está «derrotado mentalmente». Mientras esa noche este joven marinense se encontraba en su puesto de trabajo como camarero en un pub de Pontevedra situado en la calle Sagasta, se produjo una pelea en otro punto de la ciudad, en el entorno de la Plaza de Abastos, sin embargo eso no fue inconveniente para involucrarlo directamente y que desde entonces esté atravesando por un verdadero calvario judicial y, por supuesto, personal y familiar. «Después de 2 años mi vida sigue girando sobre una denuncia falsa e injusta, la cual no me deja avanzar y lograr mis objetivos», lamenta.
Tanto es así que hace un año Said quiso enfocar su vida laborar a ser profesional del Ejército pero esta pesada mochila se lo impidió. «Además, en casa hay mucha tensión por lo sucedido, estamos muy nerviosos porque esto es una injusticia. Yo no estuve en esa pelea porque estaba trabajando y tengo pruebas de ello», se defiende este joven de apenas 21 años.
«Por un momento imaginaros tener 19 años, estar trabajando en un pub para ganar 50 euros y que 1 semana después te venga una denuncia de que alguien te acusa de una agresión en otro pub. Y ahora, 2 años después que la sentencia sea pagar 6.500 euros y 1 año de condena», esa es la situación que atraviesa y que relata desesperado en sus redes sociales para pedir ayuda y dar a conocer con la esperanza de que la presión mediática y social acabe echándole un capote en el ámbito judicial.
«Yo soy marroquí y la otra persona que le agredió también lo es, y no sé si fue una confusión o un acto de mala fe pero esto no puede pasar. Yo sé quien fue el autor de la pelea porque mis amigos sí estaban allí y así se lo dije desde el primer momento a la Policía pero no me creyeron», explica a Morrazo Noticias. También añade que conoció a la víctima el día del juicio «pero no antes».
Pero Said no se rinde y su abogado tampoco. Ya ha preparado la defensa ante el Supremo. A través de un recurso de casación demandan a este Tribunal que se tengan en cuenta las numerosas pruebas, entre ellas las de geolocalización, el testimonio de su jefe o los mensajes de éste indicándole que debía trabajar esa madrugada, que el magistrado de Pontevedra inadmitió. Dice el escrito que esto supone una «vulneración de los derechos» de Said que debe ser reparada desde la nueva instancia.