La crisis del Covid-19 ha llevado a las agencias de viaje a la debacle más absoluta. Hasta el punto de que agentes como el marinense Raimundo Calviño Touriño, gerente de Viajes Calvitour, aseguran que «estamos agotados, desamparados, nunca reconocidos y prácticamente arruinados con lo que está ocurriendo. En su caso anuló todos los viajes que tenía previstos para el mes de marzo «al ver que la situación se complicaba y no estaba dispuesto a asumir riesgos ni a exponer al contagio a mis clientes» pero compañeros del sector «llevan dos semanas gestionando cancelaciones, modificaciones, repatriando a casa a la gente, en definitiva buscando soluciones incansablemente para intentar que los clientes se vean lo menos afectados posible por esta situación tan grave».
«Tenemos que ver cómo los medios de comunicación ofrecen un púlpito de oro a representantes de la OCU que atacan a través de falacias y de manera inaceptable el trabajo de las agencias de viajes haciendo peligrar su supervivencia, esa que da trabajo a 20.000 personas en ESPAÑA», indican desde el sector y añaden que » mientras los que ceden esos púlpitos ni se molestan en contrastar los datos que se exponen en sus programas, tampoco se molestan en darnos voz o simplemente confirmar lo expuesto según la legalidad vigente. No se nos da ni voz ni voto, ni el más mínimo derecho a réplica ante estos ataques».
Para Calviño, que se siente totalmente representado por estas palabras, «las agencias de viajes dependemos de las condiciones de cancelación de proveedores: aerolíneas, alojamientos, navieras, aseguradoras… que en muchos casos sabiéndose grandes e impunes no flexibilizan las condiciones y se quedan con el dinero de nuestros clientes, de esos clientes que nosotros atendemos y a los que damos la cara ¿cómo se puede pretender que devolvamos un importe que tienen ellos y que nadie les obliga a devolver?».
Aunque los clientes Viajes Calvitour siempre han tenido el teléfono directo de Raimundo ante cualquier incidencia, duda o sugerencia, es consciente de que ahora y «más que nunca» este vínculo con ellos «necesario». «Para nosotros los viajeros no son números, son personas con nombres y apellidos, como nosotros, porque aunque alguno nos trate de monstruos, los agentes de viajes somos seres humanos, generadores de riqueza, de empleo, embajadores de nuestro país y fuentes de conocimiento de otros países… Nos sentimos víctimas de una campaña voraz de desprestigio de nuestra labor. Nos sentimos desamparados por la ley y ninguneados por grandes compañías y sobre todo olvidados por unos medios que no nos dan la oportunidad ni de explicarnos, ni de defendernos y por un gobierno, que comprendemos que tiene cosas más importantes que atender, pero que en ninguna de sus comparecencias en las que ha hablado de infinidad de sectores afectados jamás ha hecho una mención a nuestra actividad», explica Calviño, que sólo pide «que se les escuche».