Durante medio año administraciones y entidades se han pasado la pelota y la asociación de vecinos ha decidido advertir del riesgo
Los vecinos del barrio de Piñeiro, en la parroquia canguesa de Aldán, llevan medio año esperando a que alguien les diga quién debe de asumir la responsabilidad de arreglar el entorno de una isleta de contenedores situada frente al bar Barbeiro que convierte en actividad de riesgo extremo acciones como tirar la basura. Según explica el presidente del colectivo, Carlos Docampo, el suelo está totalmente lleno de agujeros provocados por la plaga de ratas que había y que lograron erradicar gracias a un proceso de desratización. Teme que cualquier vecino pueda meter la pierna en uno de estos socavones “y con toda seguridad se la parte”. Es más, este viernes él mismo, como lleva haciendo años, ha decidió cortar la hierba que ya alcanzaba una altura importante para hacerlos más visibles y evitar accidentes. Pero no supone un peligro para las personas, también para los vehículos. “Cualquier día se hunde y se traga el camión de la basura”, avisa.
Desde febrero trata de averiguar qué institución debería de hacerse cargo de acabar con este problema y todavía no ha logrado una respuesta. Ha tocado a la puerta de la Xunta como titular de la carretera PO-315, también a la de la Mancomunidad del Morrazo, a la de la concesionaria del ciclo del agua (UTE Gestión Cangas) y también al Concello pero tras ninguna de ellas ha logrado un compromiso para asumir la solución. Así, cansado de la situación y en defensa de los vecinos a los que representa, ha colocado un cartel recordando a todas las instituciones y entidades a las que ya ha acudido que los “buratos perigosos” continúan y que todas ellas han mirado para otro lado. “Cuando haya un accidente nos lamentaremos”, advierte este dirigente vecinal.
El cartel fue colocado este viernes y ayer sábado amaneció destrozado.