Corvus Belli es la única empresa de este tipo en Galicia, la segunda en España, y está ubicada en el Polígono de Castiñeiras
Desde la puerta nada hace indicar lo que guarda el interior de la nave amarillenta ubicada entre concesionarios, talleres y alguna imprenta. Su nombre, Corvus Belli, llama la atención pero pocos son los que conocen a qué se dedica: la creación de juegos de mesa y de miniaturas que simulan combates futuristas en un entorno de ciencia-ficción. Aunque muchas de ellas puedan, quien sabe, convertirse algún día en realidad. Esta mañana, esta compañía ha abierto sus puertas para mostrar sus peculiaridades y desvelar cómo en sus 18 años de vida se ha convertido en una de las más importantes del mercado internacional para la fabricación de este tipo de figuras de combate. Su principal mercado está en Estados Unidos pero el prestigio de Corvus Belli está repartido por todo el mundo.
Quién les iba a decir hace 18 años a estos amigos que comenzaron trabajando como aficionados en un garaje de Cangas que sus gustos frikis les iban a llevar casi dos décadas después a facturar más de 2,7 millones de euros y a tener una plantilla compuesta por 56 personas, y en crecimiento. La número 57 está a punto de sumarse gracias a la subvención que acaban de recibir del Instituto Galego de Emprego (IGAPE) que les sufragará el 75 por ciento del coste de un nuevo trabajador para reforzar el departamento de márketing que dirige Belén Moreno. Ella es la encargada de implantar en el público la necesidad comprar la novedades que lanzan al mercado de los juegos de mesa.
Infinity the Game y Aristeia the Game
Permanecer en el interior de la nave de Corvus Belli es como formar parte durante unos minutos de un tebeo bélico. Observar la creatividad ante la pantalla, sorprenderse por la fantasía de la escultura y por la magia de la pintura y la creación de miniaturas capaces de dar vida al legendario Infinity, el juego más grande de Corvus Belli creado para que dos unidades se enfrenten con ejércitos de 10 soldados «tuneados» a «imagen y semejanza» de cada participante. Aunque cuando se lanza una figura ya incorpora una imagen, cada comprador se encarga de «vestir» las miniaturas de los colores con los que se identifica. «El comprador es el encargado de pintar a su gusto las piezas para hacerlas suyas», explica Alberto Abal, uno de los cinco socios, quien reconoce que este proceso es muy minucioso y requiere pulso, vista y, sobre todo, tiempo.
Más reciente es Aristella, el segundo juego de la casa que el propio Abal define como un show de combate «tipo American Ninja Warrior mezclado con Superboll sobre una superficie de arena como la de los circos antiguos romanos, aunque del futuro». Una descripción que, sin duda, tiene que estar dirigida por personajes con «muchísimo carisma». El Aristella se asemeja más a los videojuegos puesto que utiliza técnicas mucho más llamativas y poderes sobrehumanos.
Los seguidores del Infinity tienen la posibilidad de actualizarse mensualmente con nuevas piezas, los de Aristella de forma trimestral. Y es que dar forma a estos pequeños «monstruitos» no es cosa de un día. La cadena de trabajo empieza por el departamento creativo que involucra a todo el equipo, y tras él continúa la escultura, la ilustración, moldura, fundición, la clasificación y el envío. «Queremos que el material que enviamos sea de primera calidad», apunta Abal.
La perfecta desconocida de Bueu
Aunque Corvus Belli es todo un museo de la miniatura que refleja el trabajo de 18 años, en Bueu es prácticamente desconocida. Sin embargo, a lo largo y ancho del mundo cuenta con un perfecto ensamblaje humano que mantiene conectados a 20.000 jugadores, 350 warcors encargados de enseñar el juego repartidos en los cinco continentes, una comunidad organizada de 8000 personas y más de 1.600 torneos a lo largo del año a los que ponen la guinda con un encuentro internacional en Vigo.
Desde hoy, Corvus Belli es «más profeta en su tierra», al menos en la administración gallega. El propio responsable del Igape, Juan Cividanes, ha asegurado que la de Bueu es una empresa «atípica» con «carácter global», motivo por el que ha seguido con detalle las explicaciones de Alberto y la ha puesto como modelo de industria 4.0.