Os de Sempre lo anunciaron y cumplieron su palabra. El Momo recorrió las calles del casco vello cangués conforme a lo previsto y aupado por los numerosos vecinos que se acercaron a verlo antes de su no Entierro. En esta ocasión quedó indultado por el polémico seguro que enfrentó a la organización y al Concello. Por eso, resulta desafiante que la última para da del desfile y el juicio final se realizase desde el balcón del Concello ante un público entregado que ya está pensando en el Entroido del año que viene. Habrá que ver si con menos alboroto.