Todos se quejan. Todos de lo mismo, aunque unos con más intensidad que otros. Quizá porque unos ya lo tienen más asumido. Y es que la experiencia acaba dulcificando los cabreos. Esta semana veíamos cómo los diferentes partidos políticos, de todos los colores e ideologías, utilizaban las redes sociales, la prensa o los corrillos de campaña para quejarse. La situación ha dado hasta para situaciones cómicas.
En el seno del PP la tónica cada campaña ha sido armarse de merchandising para reponer los carteles «artísticos» de sus sedes o de los tablones. La cosa es tan habitual que no hay queja, es una tarea como otra. Tampoco se encuentran nunca testigos. Menos aún a los autores. Se vive con resignación.
Esquerda Unida do Morrazo se suma a las críticas y denuncia la rotura de su cartelería y pancartas puestas por la organización de Galicia En Común en Vilaboa mientras que a propaganda aledaña de la derecha no sufrió ningún daño.
Los autores, siempre son los contrarios, los contrincantes. Pero ¿quienes son esos? ¿La derecha, la derecha de la derecha, la izquierda centro, la izquierda más izquierda? En campaña todos son sospechosos y al mismo tiempo todos son inocentes. Eso sí, no todos lo viven de la misma forma. Lo que está claro es que hay dedos acusadores más ágiles que otros. Es el juego de la campaña. Habrá que investigar…