Los tres polizones permanecieron más de 20 días durante 24 horas en un espacio de apenas un metro cuadrado
Ocupó portadas y abrió informativos de España y, también, de medio mundo. El abordaje del narcosubmarino en la ría de Aldán fue todo un acontecimiento por su excepcionalidad ya que era la primera vez que se interceptaba un cargamento de droga en el interior de una embarcación de este tipo. Las imágenes de la captura recorrieron las redes sociales y también las televisiones pero ¿te imaginas cómo es el interior? Pasa…
En este habitáculo minúsculo de apenas 1×1 metros vivieron durante más de 20 días los tres componentes que fueron apresados ya en la playa de O Foxo cuando intentaban escapar tras abandonarlo, aunque no se descarta que inicialmente pudiera haber más. Eso sí, no sin antes abrir los grifos para intentar hundirlo.
Dentro de este metro cuadrado se incluyen las dos camas, que simplemente eran dos superficies planas de apenas unos centímetros de ancho donde poder tumbarse. La incomodidad es tan manifiesta que, incluso, hay quien asegura que dormían sobre el cargamento. Junto a los «camastros», el cuadro de mandos y el hueco donde poder permanecer de pie prácticamente sin moverse. El baño, inexistente. Según fuentes policiales, los tres pilotos hacían sus necesidades en un cubo dentro de ese microespacio. Como única visión al exterior, unos ventanucos de apenas unos centímetros que únicamente aportaban una estampa borrosa del azul del mar.
Un submarino al que no le cierra la tapa
El llamado narcosubmarino cuenta con acabados tan rudimentarios que, incluso, la tapa superior por la que se accede al interior de la nave no cerraba bien y «entraba agua». Hay que tener en cuenta que, aunque no era sumergible cien por cien, el oleaje del océano lo azotó por todas las esquinas. Resulta casi de parodia o de sketch televisivo de Pepe Viyuela que una embarcación que podría haber costado alrededor de un millón de euros tenga deficiencias tan importantes y supusiera un auténtico peligro para sus ocupantes que, prácticamente, viajaban emparedados. También es cierto que a pesar de la «cutrez», este submarino consiguió surcar el océano Atlántico en pleno invierno y llegar hasta la costa de O Morrazo después de ser fabricado en algún astillero clandestino de la selva de Surinam o Guyana.
Interior del habitáculo Cuadro de mandos Tapa de acceso al interior
4000 kilos de droga cargados con mucho esfuerzo
La droga estaba oculta en la zona anexa al habitáculo de estancia de los polizones. No había acceso a ella desde el exterior del submarino, toda la mercancía tuvo que introducirse por unos pequeños huecos en los laterales de la sala de operaciones. Una vez interceptado, la Guardia Civil se vio obligada a realizar unas aperturas en la parte superior del casco para permitir la evacuación del agua, poder reflotarlo y trasladarlo a tierra. Ésto también permitió a los agentes sacar el cargamento de una forma más sencilla a como, presumiblemente, lo habían hecho los cargadores.
La misma operación con la estancia dedicada al almacenamiento de gasóleo. Ninguna puerta de entrada desde la superficie y necesidad de los agentes de vaciarlo para reducir el peso. No les quedó más remedio que abrir otro agujero en la cubierta que, posteriormente, también fue utilizado para sacar el carburante.
El color no es casual
Aunque su color no resulte muy atractivo, lo cierto es que no es casualidad. Es de un gris oscuro similar al de los cetáceos. Esto, unido a la forma, hace que resulte de fácil confusión desde el aire e, incluso, también desde el mar. Otra curiosidad de este pecio que puede resultar poco sofisticado está en el tubo de escape que está recubierto con un anticalórico para evitar ser detectado por las cámara térmicas.
Está ubicado junto al edificio de la Zona Franca de Vigo, en el interior del Puerto Extremo donde está instalado el motor
Bajo custodia judicial
Desde que fue reflotado y trasladado a tierra, este narcosubmarino aguarda la tramitación judicial en las dependencias del Puerto de Vigo, junto a uno de los edificios de la Zona Franca. A la vista de todos los trabajadores y conductores que a diario circulan por esta explanada, hasta el punto de que alguno de ellos ha abandonado su camión para hacerse un selfie sobre él. Su futuro es incierto, al igual que el destino que tenía, pero lo que está muy claro es que este pecio ha sorprendido a todos, incluso a los más experimentados en estas operaciones antidroga.