Esta mañana se ha descubierto la placa con su nombre en la calle situada a las espaldas del Concello en el que trabajó más de 40 años
Con rigurosa puntualidad familiares y amigos rodearon esta mañana la placa aun cubierta con la bandera de Galicia. Tras ella, el nombre de Arturo Garrido García, el que está considerado el diseñador de la Moaña actual tras más de cuatro décadas siendo el aparejador municipal. Pocos minutos después de las doce de la mañana, su hijo y el concelleiro de Deportes (por altura para poder llegar hasta la placa) retiraron la bandera para dar paso al que será a partir de ahora y por mucho tiempo el nombre de este vial que bordea el Concello y que conecta las calles As Barxas y Curros Enríquez.
Un acto al que asistieron representantes de todos los partidos políticos que componen la corporación municipal, excepto XM. Pero sin duda, fue un momento emotivo para la familia y los amigos. Su mujer, su hijo, los que fueron compañeros de trabajo en el consistorio moañés y amigos de profesión. Entre ellos, Rafael Barreiro Rodal, amigo personal de Garrido durante más de cuatro décadas e impulsor de esta iniciativa que hoy ha se ha hecho realidad para orgullo de los suyos y de todo el pueblo de Moaña. «El pueblo de Moaña tiene que agradecerle a Arturo el haber tenido un técnico municipal de esa valía porque son muy escasos, fue un hombre íntegro a pesar de las presiones políticas, y ha dejado en este municipio y en mi corazón un legado inmenso. Fue un hombre de los imprescindibles. Se dedicó al 200% a este concello y, para muestra, hay que decir que la actual Moaña es obra de él», expresó Barreiro minutos después del homenaje.
En cuanto al proceso administrativo llevado a cabo durante los últimos meses para que esta ceremonia fuese posible, Rafael destaca la «colaboración» de todos los grupos municipales sin excepción puesto que «Arturo es de todos los partidos políticos porque hizo una gran labor con dignidad, honradez y pulcritud».
Durante el acto, la Alcaldesa, Leticia Santos, entregó a su esposa una placa con la fotografía que más caracterizaba a Garrido, él con su famosa pipa en su despacho del Concello.