Este fin de semana Tania Míguez, de 35 años, volvió a nacer. Esta canguesa salió a pasear por la noche, a eso de las 23:30 horas, como suele hacer a menudo, pero en esta ocasión no pudo recorrer muchos metros. En la zona del skate park de Rodeira un perro de la raza pitbull de color blanco se abalanzó hacia ella mordiéndole el pie izquierdo durante casi media hora. En ese momento no pasaba nadie, se había dejado el móvil en su casa, y pese a que pidió auxilio de forma continua, no fue hasta 30 minutos después cuando un vecino del primer piso de la misma urbanización en la que ella reside la escuchó y bajó corriendo con un mazo de la cocina con la intención de abrirle la boca al animal. Con mucho esfuerzo y tras varios minutos consiguió introducirlo en su mandíbula y abrirla lo suficiente como para que Tania pudiese sacar el pie del interior antes de que acabase arrancándoselo.
“Menos mal que me escuchó este vecino porque si no acabaría inconsciente, estaba perdiendo sangre y el dolor era insoportable, no hubiese podido aguantar mucho más así”, explicaba todavía dolorida esta joven madre de dos niñas pequeñas. “Justo al lado de donde me mordió está el parque infantil de Rodeira, no me imagino lo que hubiera podido pasar si le pasa a un niño, lo hubiera matado”, piensa emocionada con la mente puesta en sus hijas de muy corta edad. Recuerda que en el momento en que se percató de que el perro se acercaba a ella, porque estaba suelto y sin protección en el hocico, se quedó inmóvil pensando que solo la iba a oler, pero nada más lejos de la realidad. Le mordió en la pierna y le hincó la mandíbula en el pie durante un tiempo que se le hizo “eterno”. Ya ha denunciado los hechos ante la Guardia Civil, que espera que tome cartas en el asunto para que el animal pueda estar en buenas condiciones, con seguro, chip y bozal, y además en un lugar donde no pueda volver a atacar.
Okupas en la planta baja
Tania vive en el famoso edificio de la Avenida de Ourense, 97, polémico porque en la planta baja había varias viviendas en las que residían okupas. Los propios vecinos denunciaron públicamente la inseguridad que eso provocaba en toda la urbanización hasta que la propiedad, supuestamente, tapió los accesos para que no pudieran entrar. Sin embargo, esto no es garantía alguna de que estos minipisos estén vacíos. Aseguran haber visto a las mismas personas que antes residían ilegalmente en estos bajos acceder nuevamente a otro, aunque no saben si realmente viven en él o desde aquí han hecho algún acceso a los anteriores. La cuestión es que el perro que el sábado mordió a esta canguesa ha sido visto con uno de los hombres que entra y sale de la casa. Y, según ha sabido Tania, no es la primera vez que clava los dientes a viandantes de Rodeira.