En los que va de año la Policía Local de Moaña ya ha hecho 22 pruebas de drogas en los controles rutinarios y preventivos que realizan los fines de semana y en jornadas festivas. A falta de cuatro meses para despedir el año, la cifra duplica los casos de todo 2023, donde se realizaron 12 pruebas.
Según informa el jefe de la Policía Local de Moaña, Manuel García, el 99 por ciento de los que se sospecha que conducen bajo los efectos de alguna sustancia psicotrópica que no es el alcohol dan positivo en el test.
El sistema utilizado por los agentes en la localidad consiste en dos pasos. El primero se inicia tras descartar que la tasa de alcohol es la que está mermando las condiciones físicas de la persona que va al volante. En caso de que la cantidad de alcohol sea superior a 0,60 mg/l, considerándose ya delito, la patrulla no procederá a efectuar la prueba de drogas. Pero, por el contrario, si la cifra es baja o, incluso, inexistente (0,0) pero es evidente que la persona no mantiene plenas capacidades, entonces sí se procede a confirmar que existen sustancias tóxicas en el organismo. Se hace a través de un dispositivo de un solo uso que se pasa por la lengua para extraer unas gotas de saliva. Esta simplemente es una prueba indiciaria que determina si se ha consumido o no droga, pero no detalla ni la cantidad y el tipo. Frente a las boquillas para el alcohol, que apenas valen 0,20 euros, cada test indiciario tiene un coste de 31 euros, por eso es muy importante determinar a quién se le realiza.
Una vez confirmado el positivo, hay una segunda prueba en la que se extraen unas gotas de saliva mediante un bastoncillo y que será la que se envíe, previamente custodiada por la Policía, a un laboratorio en Santiago para que a través de su análisis puedan determinarse las sustancias y la cantidad consumida. Sin este resultado, explica García, no se puede imponerse sanción y, además, ante un juzgado, la prueba quedaría totalmente invalidada.
El coste económico que supone la compra de estos test estaría compensado con las elevadas sanciones que se imponen a los conductores. Cada una de ellas alcanza los 1000 euros, con un pronto pago de 500. Además de los seis puntos del carné de conducir.
Cangas, pese a ser un concello con más habitantes que Moaña, no cuenta con este sistema de recogida salival y en caso de requerirlo se ven obligados a pedirle el favor al municipio vecino.