Usuarios de la piscina municipal de Moaña, gestionada a través de una concesión por la empresa FCC-Aqualia, ponen el grito en el cielo sobre las deficiencias de las instalaciones de O Rosal. La estancia más afectada es el vestuario de mujeres y el detonante para denunciarlo ha sido el incidente ocurrido a última hora del lunes cuando parte del techo se vino abajo. Fue justo la franja situada sobre las taquillas, los lavabos, por encima de donde se sitúan los espejos y los secadores. “No hubo una desgracia de milagro”, explicaban ayer usuarias.
El problema, recuerdan, es que no se trata de un hecho puntual, sino que esto es consecuencia de la dejadez de la empresa y del Concello, como propietario de las instalaciones y responsable último, en el mantenimiento del edificio. Sufren goteras desde hace años y los calderos son parte ya del mobiliario; la condensación hace impracticable el suelo porque, dicen, el sistema de deshumificación lleva tiempo averiado y no se repara. A esto se suma que la sauna está fuera de servicio o que hubo zonas apuntaladas durante varias semanas por riesgo de desprendimiento.
La realidad es que en el centro deportivo moañés ya llueve sobre mojado. En noviembre de 2022 los usuarios ya se quejaron del servicio. Unas críticas a las que pocos días después se sumó la plantilla de trabajadores reclamando mejoras salariales y unas instalaciones dignas. Este conflicto desenvocó en una indemnización del Concello de Moaña a la empresa concesionaria para compensar por las pérdidas a causa del Covid-19. “En agosto cerraron pero solo hicieron un lavado de cara, a los usuarios no nos arreglaron nada. Apenas una cisterna, unos secadores y pegaron algún azulejo”, asegurando que “la cosa fue a peor y han perdido muchos clientes”.
El concelleiro de Deportes, Rubén Viéitez, manifiesta estar al tanto de las quejas pero asegura que por el momento no ha podido desplazarse hasta la piscina para poder cerciorarse de ellas deficiencias. Dijo estar pendiente de hablar con los responsables de la concesionaria.