María del Carmen Alfaya acaba de recuperarse de la picadura de una serpiente en su vivienda. La atacó cuando iba como cada día a recoger los huevos de sus gallinas
Ya recuperada del susto, María del Carmen Alfaya cuenta con entereza lo que le ocurrió hace unos quince días. Esta vecina de la zona de Gandón, en la parroquia de Aldán, en Cangas, fue como cada día a coger los huevos de sus gallinas y de repente notó dos pinchazos en su cara. Una serpiente que aguardaba en la pared se abalanzó sobre ella y le clavó los finos colmillos. “Eché la cabeza por encima de la puerta y fue entonces cuando vino hacia mí, escuché el ruido propio de las serpientes y dos pinchazos”, explicaba a Morrazo Noticias ayer por la mañana en el mismo lugar de la agresión. “Al picarme me eché para atrás y me golpeé la espalda, me puse tan nerviosa que no sabía si salir fuera o acercarme a mirar qué había podido ser”, recuerda la canguesa.
Reconoce que en ese momento no pensó qué podía ser, pero rápidamente se percató de reojo que había sido una serpiente “marrón, con la cabeza pequeña y bastante larga”. “En ese momento reaccioné y fui de vuelta a ver dónde se había ido”, contaba María del Carmen “cuando vi que escapo hacia la huerta donde están las gallinas para esconderse en una finca llena de maleza que hay frente a mi vivienda.
En ese momento decidió irse al médico, que la tranquilizó asegurándole que no era venenosa. Eso sí, no se libró de una fuerte medicación y de 12 días de antibiótico. Tampoco de pensar qué hubiera pasado si en lugar de picarle en la cara se hubiese avalanzado sobre el cuello. “Tuve mucha angustia y mucho miedo, porque me pudo hacer mucho daño, pudo haberme picado el cuello, estuve tan nerviosa los días posteriores que hasta no me acordaba de las cosas», relató a tiempo que reconocía que nunca jamás en sus 72 años había visto algo igual.
Y ante la excepcionalidad del incidente, la noticia corrió como la espuma en Gandón y en toda la parroquia de Aldán.