Los vecinos de la calle A Xeira de Moaña, situada en pleno casco urbano del municipio, llevan más de dos años reclamando al concello que ponga solución a la madeja de cables que cuelgan de los pósters de madera pero oficialmente no tienen respuesta. Tampoco por parte de Telefónica. Temen que cualquier día haya que lamentar una desgracia porque vehículos de mayor altura que un conche convencional, como es el caso de una ambulancia, no pueden circular por ella. Tanto es así, cuenta Sara de Matos, que es habitual ver desde su casa a los técnicos sanitarios subir yu bajar en silla de ruedas a los vecinos mayores para introducirlos en la ambulancia porque les resulta imposible llegar hasta la puerta de sus viviendas.
Sin embargo, dice, este no es el mayor de los problemas con los que conviven a diario los vecinos de A Xeira y del entorno. Desde que en 2019 se llevó a cabo la renovación de la red de saneamiento y abastecimiento en este vial, los días de lluvia las alcantarillas saltan impulsadas por la tromba que sale de las tuberías de aguas pluviales y fecales. “El papel higiénico que la gente tira al WC corre por la calle”, manifiesta la letrada y vecina De Matos, quien critica que esto es una constante cada vez que llueve. “Este mismo jueves las fecales corrían cuesta abajo, pero así todo el invierno”, sostiene. A lo largo de todo este tiempo, y tras no obtener respuesta a sus reiteradas quejas en el Concello ni ella ni el resto de sus vecinos, decidieron llamar a distintas puertas. A las de varios técnicos para conocer cuál podría ser la causa de estas inundaciones y también a la de la Valedora do Pobo, quien les emplaza a esperar a la ejecución de unas obras previstas para dentro de dos años. También Augas de Galicia tiene conocimiento de lo que ocurre en esta calle, indica, por el vertido detrás de la plaza de abastos, en O Fisgón.
ORIGEN DEL PROBLEMA
El problema, dice, es que cuando el Concello realizó esta obra, que supuso un coste de 82.000 euros para las arcas públicas, solo separaron las aguas pluviales de las fecales en la calle principal pero no lo hicieron en las secundarias como en Veiga da Arca. «Eso no vale de nada, es dinero tirado», censura.