El talud se desprendió este fin de semana amenazando a las viviendas de Massó. La comunidad de vecinos dice que el problema no es nuevo y advierten de una orden de derribo
La borrasca Bert que cruzó la comarca del Morrazo el pasado fin de semana destapó un conflicto vecinal que viene de lejos. Los fuertes vientos y las lluvias, no demasiado intensas, despeñaron rocas de gran tamaño del talud situado a las espaldas de las viviendas unifamiliares de Massó. Afortunadamente, no hubo que lamentar daños mayores, pero este incidente parece ser la punta del iceberg de un problema que viene de atrás. La comunidad de vecinos del edificio número 27 de la avenida de Bueu de Cangas lleva años advirtiendo del uso indebido de la finca trasera propiedad de las dueña de uno de los locales comerciales del mismo inmueble. Explican que en los últimos meses se han llevado a cabo movimientos de tierras sin licencia en la zona desprendida para enterrar tuberías, lo que pudo ser el detonante para que estas piedras de gran tamaño, lo suficiente como para haber provocado una desgracia, acabasen en la calle de abajo.
Además, denuncian, “construyeron un mirador en el borde” y se da la circunstancia de que sobre este terreno hay un galpón con orden de derribo desde hace un año cuya demolición no se ejecutó por parte del Concello, reproducen, porque el dueño alegó no tener albañiles para poder llevar a cabo la obra. A esto se suman enfrentamientos por la instalación de una cámara de seguridad en la planta baja de la fachada trasera del edificio, una puerta adicional y hasta filtraciones de agua.
Emergencias acordonó la zona, tanto en la parcela como también detrás de las viviendas de Massó. En el departamento de Urbanismo del Concello aguardan el informe de lo ocurrido para poder actuar, explicaron a la comunidad.