En torno a dos millares de vecinos rodearon el Concello mientras los gobiernos de Cangas, Moaña y Bueu permanecerieron encerrados y escoltados por Guardia Civil y Policía Local: huevos, basura, abucheos e insultos

Lo que esta tarde se vivió en Cangas dentro y fuera del Concello no tiene precedentes en las últimas décadas. La propuesta y posterior aprobación en la asamblea de la Mancomunidad para subir el recibo de la basura desató el caos alrededor del edificio consistorial. Más allá del malestar de la ciudadanía de los tres municipios afectados (Cangas, Moaña y Bueu), la tensión fue en aumento cuando se prohibió la entrada del público. Tan solo se permitió ocupar las butacas del salón de plenos, mientras las bancadas de los concelleiros permanecían vacías y estos habían sido colocados también en los asientos del público. Esto indignó a los, primero, centenares de personas que se agolpaban dispuestas a presenciar el debate, y posteriormente a las miles que se fueron concentrando en el exterior. 

Y mientras en la primera planta del Concello cangués, por ser el que ostenta la presidencia del ente supramunicipal, BNG y PSdeG trataban de esquivar los envites dialécticos de la oposición (PP, Altermativa dos Veciños (AV) y el edil no adscrito de Bueu, Daniel Chapela) los privilegiados que habían conseguido acceder al salón no dejaban de mostrar también su enfado con el gobierno de la Mancomunidade, y especialmente de la alcaldesa de Cangas, Araceli Gestido, como presidenta, acusándola de falta de transparencia para elaborar una ordenanza que supone una fuerte carga ecómica para muchos comercios e industrias locales, además de para los hogares.

La alcaldesa de Moaña, Leticia Santos, y su homólogo de Bueu, Félix Juncal, fueron los únicos miembros de la junta de gobierno de la Mancomunidade en dar la cara ante los vecinos para defender esta subida con la intención de mejorar un servicio que ellos mismos calificaron de “deficiente”. Por su parte, Gestido, se limitó a dar los turnos de palabra y, en ocasiones, a realizar comentarios bajo la mesa que nada bien parecieron al público.

Conforme a lo previsto, los ediles del BNG y del PSdeG de los tres municipios, a excepción del portavoz de los socialistas moañeses que se abstuvo, votaron a favor y la nueva ordenanza fiscal salió adelante. PP, AV y Chapela además de los vecinos votaron en contra. 

Hubo varios intentos de los vecinos de romper el cordón policial situado en la puerta de acceso al Concello para irrumpir en el pleno, pero finalmente no lo consiguieron. Sin embargo, la salida de los ediles que apoyaron la normativa fiscal no fue tan sencilla. Al cierre de esta edición todavía permanecían encerrados en la primera planta de un consistorio bloqueado por la Guardia Civil y la Policía Local. Mientras tanto, en el exterior, varios vecinos vertieron los contenedores del entorno en las puertas de acceso, tiraron huevos contra la fachada y tocaron los platillos y el bombo al son de los insultos y la petición de “dimisión” de Araceli Gestido.

La voz común de los concentrados no rechazaba una subida de la basura pero sí un incremento “desproporcionado” como este, explicaban a Morrazo Noticias.

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