Amigos mostrándole su respeto con los cascos en alto a las puertas de la iglesia de Coiro.

Moteros de Cangas y Moaña hicieron sonar sus motores a las puertas del tanatorio para después hacerle su último paseíllo, cascos en alto, a las puertas de la iglesia

Cangas todavía está asimilando el fallecimiento del joven José Miguel Gestido, hijo del histórico concelleiro del PP de Cangas, José Luis Gestido, en un accidente de moto en la curva de Riós, en Moaña, con tan solo 26 años. Desde que ocurrió el trágico suceso, en la tarde-noche del pasado jueves 20 de noviembre, han sido numerosas las personas que han trasladado sus condolencias a la familia en el Tanatorio de Cangas. 

Esta tarde, el entierro fue muestra de este cariño. Fue un último adiós multitudinario y muy emotivo en el que resultó imposible contener las lágrimas. El silencio sepulcral roto únicamente por el desconsuelo y los rugidos del centenar de amigos que, sobre sus motos, quisieron despedir a Miguel con el máximo de los respetos, aunque todavía muchas de las preguntas sigan sin respuesta y cueste entender cómo pudo ocurrir semejante desgracia. Sus gestos serios, cabizbajos y prácticamente sin habla hacían contener la respiración y dejaban constancia de que el mundo del motor, al que estaba muy unido el fallecido, estaba de luto por uno de los suyos que se había ido demasiado pronto y, desgraciadamente, sobre el asfalto.

También el resto de vecinos de O Morrazo, y especialmente de la localidad de Cangas. Varios centenares de personas arroparon al féretro a su salida de las instalaciones fúnebres en dirección a la iglesia San Salvador de Coiro, donde ya le esperaban otras tantas. Allí se pudo ver al ex dirigente popular José Enrique Sotelo, a los ediles que conforman el grupo municipal y también al portavoz de los populares de Moaña, Alfonso Piñeiro. El sonido de los motores fue el aviso de su llegada al atrio, donde Miguel dio su último paseillo cascos en alto. 

Al finalizar los actos religiosos, la comitiva fúnebre se trasladó al cementerio de Coiro, donde reposarán para siempre los restos del joven.

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