Olga Pardo colocando unas flores en el altar improvisado situado donde murió su novio.

Fue testigo de la colisión y a pesar de que ese momento nunca lo podrá borrar de su mente pide respeto para los «perjudicados indirectos», la familia del autor y del propietario del coche porque «ellos no son culpables»

Para Olga Pardo están siendo días muy duros. Probablemente los peores de su vida. El miércoles, día en el que su novio Miguel Pereira, Michel, habría cumplido 37 años de no haber sido porque un conductor borracho y drogado le arrebató la vida en el centro de Cangas, no tenía fuerza para salir a la calle, pero con las lágrimas en los ojos se animó a participar en la ofrenda floral que familia y amigos habían organizado para homenajear al que durante dos años y medio fue su pareja. Su intención desde el primer minuto fue agradecer uno a uno a todos los presentes su apoyo desde que se supo la trágica noticia. “Hoy es un día complicadísimo, pero me alegro de ver a tanta gente, Miguel tenía muchos amigos y era muy especial”, expresaba emocionada. Sin embargo alberga pocas esperanzas de que el peso de la ley caiga sobre el conductor del Porche Cayenne que causó el accidente, también vecino de Cangas.

“Espero justicia pero no creo que la tengamos”, reconocía, “porque las leyes en España no están como para eso”. Conoce al acusado, Denís el “Polaco”, y tampoco aguarda el “arrepentimiento” por su parte. “Me gustaría, pero no creo que haya justicia ni arrepentimiento” porque “en los calabozos tampoco lo tenía”. Sin embargo, ella sí quiere ser ecuánime y pide que se deje de “acosar” a los “perjudicados indirectos” como son los familiares o los dueños del vehículo “porque eso no es justicia, ellos no son los culpables y no se puede hacer daño a quien no se lo merece”. Con el pesar de que ya nunca podrá tener a su lado a Míchel advierte de que luchará y hará todo lo posible “para que se endurezcan las leyes”.

Olga fue testigo del accidente de su pareja, estaba a pocos metros. También la última persona que habló con él cuando todavía se encontraba atrapado en el vehículo. La misma que fruto de la rabia y el impulso del momento agredió al detenido cuando trató de escapar de la Policía ya esposado. No le importa reconocerlo, el daño causado es mucho más grande que las consecuencias.  Mientras tanto la Policía Local revisa las cámaras de seguridad para tratar de identificar a la joven que escapó.

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