Terraza y playa de Nerga, en Cangas, a rebosar.

Cangas es el que más turismo recibe, triplicando la población en julio y agosto, seguido de Bueu y Moaña. Los datos de recogida de basura y consumo de agua son los mejores indicadores

Con la llegada del buen tiempo y la temporada más vacacional del año, la comarca de O Morrazo se convierte en uno de los atractivos turísticos a nivel nacional y también del entorno más próximo. Y eso tiene consecuencias positivas y negativas. Cangas por su situación geográfica privilegiada y su gran cantidad de playas es el municipio que más población atrae, llegando a multiplicar por tres la población en julio, agosto y la primera semana se septiembre, coincidiendo con las Festas do Cristo. La repercusión más directa está en la ocupación, que alcanza prácticamente el lleno total y que hace tarea imposible lograr un alojamiento a última hora, especialmente en el mes por excelencia del descanso, agosto. Pero también en la generación de residuos, uno de los indicadores más claros de incremento poblacional. La Mancomunidade do Morrazo, compuesta por Cangas, Moaña y Bueu, y encargada de la recogida de residuos en los tres municipios, recogió en 2024 una media de mil toneladas más de basura al mes en julio y agosto respecto al resto del año. En consumo de agua, los datos también son claros. El gasto fue un 3,4 por ciento superior en esta franja temporal que en temporada baja.

El problema es que esta subida poblacional y de suministros no viene aparejada con un incremento de los servicios, o al menos no en la misma proporción, ya sea aquellos que dependen directamente del Concello o de otras administraciones supramunicipales como es el caso de la sanidad. El PAC de Cangas, que también da servicio a Moaña, registró el año pasado un 20% más de asistencias que en meses como el de abril. Esto ha abierto una brecha entre quienes lo califican de ‘turismofobia’, a tenor de las complicaciones que eso genera en el tráfico, la limpieza, seguridad ciudadana, socorrismo o la atención sanitaria. Otros, conscientes de la inyección económica  que supone para la villa, demandan un turismo ordenado a través de un plan que parta del Concello y que permita la convivencia entre quienes residen en Cangas todo el año y quienes lo hacen solo cuando suben las temperaturas. 

Pero sin duda la mayor afección se encuentra en las parroquias de O Hío y Aldán, donde la gestión del tráfico saca a la calle cada verano a sus vecinos a causa del caos de tráfico y aparcamientos. Según datos del ORAL, el número de sanciones por parte de la Policía Local en julio y agosto supera el doble del resto de mensualidades de 2024 solo en zona urbana. Es decir, sin contar con las multas que la Guardia Civil impuso en las zonas más concurridas, el entorno de los arenales.

Moaña prefiere desestacionalizar

En Moaña el turismo es tranquilo y familiar al no contar con playas salvajes como Cangas. Si bien es cierto que desde años atrás el gobierno local también ha trabajado por la desestacionalización apostando por rutas gastronómicas, culturales e históricas a lo largo del año. Esto aporta un flujo económico y poblacional desligado del sol y las playas.

Entre estancias temporales, visitantes de cercanía (especialmente de Vigo) y segundas residencias, alcanza picos en los que duplica su población. La programación cultural y deportiva organizada por el Concello, clubes y colectivos sociales y vecinales también resulta un atractivo para el veraneante con festivales como el Intercéltico do Morrazo o Terra, en julio, al igual que las Festas da Virxe do Carme. También encuentros como el Endurrazo, el Festival del Jazz, la Feira da Mel o la XII Travesía a Nado O Fisgón, en agosto, contribuyen a ello. Y los datos lo demuestran. Si en los dos primeros trimestres del año el consumo de agua rondó no superó los 163.720 m3, el tercero alcanzó los 206.720 m3. Todo, sin contar con las viviendas que se abastecen de traídas particulares o de pozos, en Moaña supone un número muy importante de contadores y donde el alquiler vacacional también es una opción recurrente frente al compromiso de hacerlo todo el año. Ante las fuertes crecidas de consumo de años anteriores, traídas comunales de agua como la de Palmás y A Costa ya han limitado el consumo a los usuarios a 1.200 litros diarios por vivienda. Dependiendo de cómo evolucionen las primeras semanas del verano, la directiva valorará reducirlo.

Bueu apuesta por establecer en un futuro la tasa turística

Bueu recibe mucha población visitante en verano. Ante eso, desde el gobierno local llevan a cabo la contratación de personal de refuerzo como 16 socorristas para los arenales de Banda do Río, Portomaior, Lagos, Area de Bon y Lapamán, en los que se invierte alrededor de 115.000 euros que se financian con fondos propios y un 30% con una subvención de la Xunta. Asimismo también se lleva a cabo a contratación de 7 auxiliares de la Policía Local con fondos propios y a través de los que se refuerza la seguridad ciudadana durante los meses de mayor afluencia poblacional. Lo mismo en la limpieza con personal propio y también con diversas empresas, que se encargan de la limpieza de los espacios públicos habituales, así como playas y eventos.

En seguridad, el Concello ya pidió en la Xunta Local de Seguridad celebrada hace solo unos días a la Subdelegación del Gobierno que agilice los trámites para contar con un puesto de la Guardia Civil en el municipio y también que se refuerce la vigilancia en ciertos eventos en los que se prevén grandes aglomeraciones. 

Desde Bueu recuerdan que la ley considera que solo los concellos de más de 50.000 habitantes tienen la posibilidad de obtener recursos económicos adicionales. «En caso de Bueu, como tiene poco más de 12.000 habitantes no puede acceder a esas ayudas, lo que provoca que el fenómeno turístico ponga a prueba la capacidad de los concellos para asumir las tensiones que se producen en el funcionamiento de sus propios servicios.

“Cada día que pasa, a necesidade de establecer unha taxa turística aumenta», augura el alcalde, Félix Juncal, que ve que “os concellos estamos asumindo cada ano un incremento dos custes económicos públicos municipais, sen que estes teñan establecido un financiamento propio”.

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