Las mujeres de la Asociación de Vecinos de Santa Cristina de Vilaboa han querido reinventarse y su idea está siendo todo un éxito dentro y fuera del municipio. Una veintena llevan desde diciembre del año pasado trabajando para demostrar lo aprendido y dar vida a un belén de lo más original en el que todas las piezas, medio centenar, están hechas por sus propias manos a ganchillo. Han cuidado hasta el más mínimo detalle: animales, árboles, el panadero, el hortelano y hasta los vendedores ambulantes tienen rostro de hilo y lana. “Somos el grupo de ganchillo y, como es lo que sabíamos hacer, se me ocurrió la idea de trabajar en un belén para después exponerlo en el local que nos cede la Comunidad de Montes, y todas estuvimos de acuerdo”, recuerda Manola García, profesora e impulsora de la iniciativa a la que se han sumado también mujeres del resto de parroquias e, incluso, de Pontevedra.
Pero como suele ocurrir, los hombres no se han librado de poner su granito de arena y su esfuerzo, y la original idea de ellas ha acabado arrastrando a los varones de la Asociación, incluido el presidente. A ellos les ha tocado ser madereros y carpinteros en su ratos libres, o no tan libres, para dar vida en el exterior del recinto a otro tesoro navideño, un gran parque de la navidad totalmente artesano y con imágenes de gran altura esculpidas al milímetro. “Fuimos al monte, cogimos los palos e hicimos unas figuras como pudimos que han quedado preciosas”, explica esta vecina que, con humor, reconoce que hubo algunas que requirieron de mayor esfuerzo como el cascanueces porque tuvieron que prepararlo pieza a pieza antes de formarlo al completo. Junto a él posan la casa de Papá Noel, Rodolfo el reno, el burro del belén, un tren e, incluso, una moto que imaginación no les ha faltado.
Orgullosas del trabajo realizado por todo el equipo y de la buena repercusión que está teniendo, Manola asegura que seguirán aumentando tanto el número de habitantes del belén interior como el de figuritas del exterior.