Vecina de Pinténs, esta canguesa trabajó durante toda su vida en la antigua fábrica de Meixide y en las bateas, además de cuidar a su familia cada vez más numerosa
Este fin de semana Dolores Prieto Fernández ha sumado un año más a su larga lista y ya supera el siglo. Esta vecina de Pinténs, en la parroquia de O Hío, ha cumplido 101 rodeada de su familia y desprendiendo vida como lo ha hecho siempre. A la tarta, coronada por tres rojas cifras, se sumaron las poesías que tanto le gusta recitar desde siempre. Puro sentimiento antes y todavía ahora, donde los años de Dolores solo pesan sobre el DNI porque su vitalidad sigue intacta. No hay en Cangas quien no la conozca por sus versos en la iglesia. También le gusta rezar el rosario, leer y cantar canciones antiguas. Y durante la celebración, visiblemente emocionada, no pudo ser menos.
Dolores no tuvo una vida fácil. Nació el 12 de mayo de 1923 y a los 58 años se quedó viuda, lo que le hizo armarse todavía de más valor para continuar adelante. Trabajó en la fábrica Ameixide próxima a su casa y actualmente en estado de abandono, también en las bateas y cultivando las fincas de su propiedad. Por supuesto, y aunque no es mujer de prisas porque considera que con tranquilidad todo sale mejor, toda esta labor la desempeñó conciliando la vida laboral con el cuidado de su familia, por cierto, cada vez más numerosa. Tiene tres hijos, seis nietos y cinco bisnietos de los que presume siempre que puede.
Y es que pasar del siglo gozando de buena salud y con la cabeza intacta permite disfrutar de las cuatro generaciones sentadas a la mesa y sin restricciones médicas. No tiene ninguna enfermedad ni diagnosticado tratamiento alguno, está como una rosa dispuesta para continuar retando sin ningún pudor al tiempo. “No tomo ni una sola pastilla”, reconocía orgullosa y con una sonrisa de oreja a oreja.