La Alameda Vella de Cangas completamente a oscuras la pasada madrugada.

Los servicios de emergencias utilizaron para comunicarse el grupo interno que crearon en pandemia para atender a personas con movilidad reducida, respiradores o garajes anegados 

La primera hora después de las 12:30 horas de la mañana del lunes fue caótica en Cangas. Y no por el sonido del teléfono, sino por todo lo contrario, por el silencio. Nada funcionaba, ni teléfono ni ordenadores, pero los servicios de emergencia sabían que esa calma tensa estaba teniendo sus consecuencias. Por ese motivo, decidieron utilizar un sistema de comunicaciones interno y analógico que ya habían usado durante la pandemia a través de sus propias emisoras. Un grupo compuesto por Guardia Civil, Policía Local, Emergencias y Protección Civil. Después llegó el del 112, al que tampoco perdían de vista. “Sabíamos que había gente atrapada en los ascensores y que no podía llamarnos”, relataba uno de los trabajadores del Servicio de Emergencias municipal reconociendo que actuaron “a demanda” y coordinándose con los técnicos de las empresas de elevadores para atender aquellos casos en los que las personas se encontraban encerradas en los pisos más altos o, por el contrario, necesitaban bajar para citas médicas como fue el caso de una mujer de la Avda. de Ourense que precisaba acudir a diálisis.

Dos ancianos precisaron que les abrieran la puerta de su vivienda en Nerga.

Otra mujer permaneció durante una hora recluida entre un cuarto piso de un edificio de la calle Méndez Núñez, del que iba a salir cuando se fue la luz. “Los vecinos se nos acercaban al coche y nos pedían colaboración para subir a sus viviendas a personas con movilidad reducida y a personas mayores, también nos demandaban al principio respiradores para los centros de día y algún garaje amanecieron anegados porque las bombas de agua no funcionaron», recordaba este trabajador del Concello de Cangas refiriéndose al sótano de la Ferretería Hernández, en la rúa Real, todavía sin dormir desde que comenzó su jornada laboral el lunes en turno de mañana. Y por si fuera poco, no faltó un conato de incendio en A Magdalena a causa del uso de las velas.

En las mismas estuvo la Policía Local, que reconocía que también tuvieron que acudir a algún intento de pillaje aprovechando la oscuridad y la ausencia total de comunicaciones. Afortunadamente sin consecuencias porque los vecinos lograron ahuyentar a los jóvenes que pretendían hacerse con lo que no era suyo.

En el centro de salud ya hoy regresó la normalidad, pero el responsable de servicio, José Gestido, manifestaba que tras el apagón no pudieron seguir trabajando porque dejaron de funcionar los ordenadores. Eso sí, no se dejó de explorar y atender a aquellos pacientes que optaron por esperar. Afortunadamente, dentro de lo positivo, no hubo que atender ninguna incidencia grave. Gracias al grupo electrógeno, las urgencias sí se gestionaron con normalidad.

Gasolinera próxima al puerto de Cangas colapsada en la tarde de ayer.

Colas en gasolineras y farmacias, supermercados cerrados o panaderías sin pan fueron habituales durante toda la jornada del lunes. Ya por la tarde, el buen tiempo permitió que las playas estuviesen a rebosar para descargar tensiones. Fue a las 6:46 horas cuando se restableció el suministro.

En Moaña y en Bueu no se produjeron incidentes destacados.

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