El vial responsabilidad del astillero lleva cuatro días cerrado sin que desde el astillero haya iniciado los trabajos para retirar las toneladas de tierra y árboles que ocupan la calzada
Es la arteria que conecta el barrio de A Borna con el de O Latón. Unos 500 metros que bordean las instalaciones del astillero Rodman Polyship y que desde la madrugada del pasado domingo, como consecuencia de las fuertes lluvias de la última semana, permanece cortado al tráfico porque parte del talud de tierra se vino abajo. La alternativa para los vecinos es dar un rodeo que les obliga a incorporarse a la PO-551 hasta el cruce de A Guía para después retroceder sobre lo andado. Una trayecto que no solo supone tiempo sino también la complejidad de poder hacerlo a pie ya que en algunos tramos resulta poco recomendable caminar por es estrecho arcén por su proximidad a los coches y, por tanto, por peligrosidad que supone.
El problema es que este derrumbe es el último de una larga lista sin que desde la empresa naval se tomen medidas para solucionarlo pese a ser la responsable de mantener este camino en las condiciones idóneas para su uso e implantar medidas de seguridad que eviten tanto estas caidas como también la amenaza que suponen los árboles de gran porte que penden de esta ladera lavada por el agua y el lodo. Desde hace años los vecinos y usuarios temen que de no tomarse medidas pueda llegar a ocurrir un daño irremediable sobre las personas.
Los nativos de A Borna y O Latón, arropados por la Asociación de Vecinos NovaMeira, recuerdan sobre el terreno el origen de este camino, que nació para evitar el paso de los ciudadanos por mitad del astillero, de aquella Ascón, con la condición de que la empresa se encargara de mantener el vial en perfecto estado. Esta iniciativa se vio con buenos ojos porque resultaba positiva para ambas partes y en 1971 fue aprobada por la administración local, pasando el camino a ser de uso público. Sin embargo, este pacto dejó de cumplirse y pese a los reiterados intentos del Concello, Rodman mantiene su inacción.
Amenaza de multas coercitivas
El Concello de Moaña está tramitando la imposición de multas coercitivas al astillero que pueden ir desde los 1.000 hasta los 10.000 euros trimestrales y en caso de no pagarlas, se procederá a la ejecución subsidiaria a su cargo.
Un medida a la que el gobierno local llegó en enero tras agotar la vía del diálogo, en un principio, y más tarde de hacerlo a través de diversas notificaciones que siempre han tenido respuesta de Rodman en forma de alegaciones reiterándose en el argumentario de que ese acuerdo al que el anterior armador llegó hace medio siglo no reconocía el camino para uso de vehículos sino como “un paso de personas tolerado”. El Concello insiste en que “o camiño de paso pola factorías sempre tivo consideración de camiño público municipal” e incide en que el acuerdo con el anterior propietario “vincula” al actual dueño.

