La reforma de las Carpinterías de Ribeira fue inauguradas ayer con un emotivo acto abierto a los vecinos en el que no faltó experiencia, cultura, música y mucha emoción
Las Carpinterías de Ribeira da Seara son, desde ayer, muestra del “amor” y de la “paixón” que Moaña siente por el mar y por el pasado tradicional el sector. Así lo expresó la alcaldesa, Leticia Santos, durante la inauguración de la obra de restauración de los astilleros de Casqueiro e de Calrgaho, que “deixan de ser só do pobo de Moaña para ser de todas as persoas que amamos o mar”.
Una puesta de largo marcada por el “cariño” y el “compromiso” a la que no faltó el gobierno local de Moaña al completo y en la que también hubo representación de la Xunta, quen también aportó fondos a través del Galp Ría de Vigo-A Guarda. No en cambio la Diputación, pese a ser uno de los principales financiadores el proyecto con el 75 por ciento de los fondos. Tampoco asistió el grupo municipal del PP. Era un acto abierto a la ciudadanía y los colectivos vecinales, sociales, culturales tampoco quisieron perderse el acto pese a la desapacible tarde de lluvia. Entre el público y también entre los agradecimientos de la presentadora, la también concelleira María Ortega, ex ediles del BNG y PSdeG de gobiernos anteriores.
Fue un acto emotivo con intervenciones de personas relacionadas con el sector y la carpintería tradicional como Olga Rodríguez Díaz, escritora y heredera de una gran estirpe marinera dunha gran estirpe mariñeira; el arquitecto Óscar Fuertes Dopico, en representación del equipo de arquitectura responsable de la redacción del proyecto y de la ejecución de la obra. Desde el punto de vista cultural el músico Iván Costa Blanco amenizó con su zanfona, Xurxo Souto Eiroa, un garante de la cultura gallega y Diego Seixo, encargado de recuperar la historia de las Carpinterías de Ribeira a través de la fotografía. Una exposición permanente colgará de sus paredes para rememorar lo que fueron, lo que lograron, las dificultades y también la nueva vida que han comenzado.
La recuperación supuso una inversión de cerca de un millón de euros. Gracias a él, en la carpintería de Casqueiro se recreó su configuración original, restaurando la estructura original de madera y sus característicos pórticos, para convertirlo en un espacio multifuncional, expositivo, museístico y cultural en el que mantener viva la memoria de las manos que trabajaron en las embarcaciones tradicionales. Por su parte, la carpintería de Carlagho se adaptó para acoger actividades, visitas guiadas y eventos que tengan como objetivo preservar y transmitir el legado marinero de la villa.

