Los antidisturbios de la Guardia Civil sacando a toda prisa a la alcaldesa entre la multitud de vecinos que protestaban.

A las 00:00 horas en punto la unidad de antidisturbios de la Guardia Civil (USEIC) escoltó a la alcaldesa de Cangas y presidenta de la Mancomunidade, Araceli Gestido, desde el interior del Concello hasta un vehículo de la Policía Local que se encontraba estacionado frente a la Jefatura. Lo hizo después de más de cuatro horas encerrada en el edificio municipal junto a sus concelleiros del BNG y también los ediles del PSdeG cangués.

Unas 2000 personas aguardaban en el exterior su salida en un ambiente muy tenso después de no haber podido acceder al salón de plenos donde a las 18:00 horas se celebraba la asamblea de la Mancomunidad para aprobar la nueva ordenanza fiscal de recogida de basura en Cangas, Moaña y Bueu, que finalmente salió adelante con los votos a favor de nacionalistas y socialistas. Solo 68 personas pudieron entrar mientras centenares quedaban en la puerta con evidente enfado. La Policía Local evitó que accedieran en varias ocasiones haciendo un tapón en la puerta que funcionó, aunque con esfuerzo. Tanto es así que la Policía Local tuvo que pedir refuerzos a la Guardia Civil.

Una vez finalizada la sesión y aprobada la normativa, todos los ediles que votaron en contra salieron del inmueble. No así los que lo hicieron a favor: los ediles y alcaldes de los gobiernos locales de Moaña, Bueu y Cangas. Los agentes siguieron blindando el edificio mientras los políticos observaban desde el interior lo que ocurría en todo el entorno del Concello y aguardaban órdenes de la Guardia Civil para poder marcharse. Jugando al despiste, algún edil pudo irse por cuestiones de salud, pero el resto se mantuvieron. Ese momento llegó con la llegada de los agentes de la USEIC debidamente uniformados pasadas las 23:00 horas. Solo unos minutos después de que la regidora saliese en volandas arropada por los agentes, lo hacían el resto de alcaldes y concelleiros por una de las puertas traseras, desde donde también los acompañaron a coger sus vehículos estacionados en la explanada de Ojea.

Durante las más de cuatro horas de espera, los vecinos depositaron el contenido de varios contenedores del entorno en las diferentes puertas del Concello e impidieron con artilugios artesanales bloquear las puertas para impedir su salida.

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