Aseguran que fue un “despropósito” desde el inicio del procedimiento y que los errores en las bases obligaron a repetir la prueba
Las 14 personas que el pasado 17 de septiembre se presentaron al examen para optar a la plaza de oficial de servicios múltiples de Cangas, dedicado al mantenimiento de los colegios, no daban crédito al cuestionario que estaban leyendo. Muchos de ellos no era la primera vez que se enfrentaban a un proceso de estos y aseguran que nunca se habían enfrentado a una prueba con un contenido tan “ridículo” como el que les habían presentado para un puesto en una administración pública. “Era un escándalo, no tenía ni pies ni cabeza”, calificaban a este periódico que ayer hizo público el cuestionario en primicia. “Fue una vergüenza, una falta de respeto para todos los que habíamos dedicado mucho tiempo a estudiar, incluso dejando lo laboral nuestro puesto de trabajo durante días para preparar el examen”, expresan.
Aseguran que todo el proceso fue una “despropósito desde el principio”. Según relatan, este examen no es el primero que hace el Concello. El gobierno local se vio obligado a repetirlo tras cometer un error importante en las bases de la convocatoria que no pasó desapercibido para ua buena parte de los aspirantes iniciales. Si en una de las cláusulas detallaba que la prueba contendría pregutnas sobre legislación y también relacionadas con la función que iban a desempeñar, en el apartado específico que detallaba los temas que se recogerían en el cuestionario precisaba que se centrarían únicamente en legislación. Al no cumplirse esto en la prueba del 20 de agosto, la avalancha de alegaciones obligó al tribunal a repetirla el 17 de septiembre. Día en el los candidatos se encontraron con tan famoso examen. “Una broma de mal gusto”, sentencian con “total falta de transparencia”.
Y es que, pese tener que repetirlo, revelan estos aspirantes, el Concello no realizó una convocatoria “transparente”. Tal como se recoge en el acta de las alegaciones, el jurado comunicó la nueva fecha dentro de la respuesta a una de las alegaciones. “Si no alegas o vas directamente a tu queja no la ves”, explica, “yo tuve que avisar a varias personas porque no lo sabían”. De las 32 que hicieron el primer examen al segundo solo se presentaron 14.
También hubo conflicto por el idioma. El primer examen teórico fue exclusivamente en gallego, pero tras las quejas el segundo se permitió hacer también en castellano, eso sí, previa solicitud. El motivo, “ahorro de papel”, contestó el jurado. Sin embargo, en el práctico, también se exigió el gallego.
«Queremos que se anule o pediremos la dimisión»
Este martes finalizó el período de alegaciones, en el que nuevamente un número importante de aspirantes mostraron su malestar presentando escritos de forma oficial. «Queremos que se anule este examen y si no nos lo aceptan pediremos a dimisión del tribunal», afirmaban con rotundidad ayer a Atlántico.
“El concurso ya huele mal tanto en las puntuaciones como en lo anterior. En la primera prueba teórica nos repartieron en diferentes salas, no había control de nada, podíamos hablar,… Hicimos el examen práctico solo un día después, cuando deben de pasar 48 horas entre una y otra. En el Auditorio, todos estábamos al mogollón. El que salía podía decirle al otro lo que había que hacer, bien en persona o por teléfono. Yo fui a otras en las que eso no se permitía. Estaba todo mal hecho desde el principio”, cuentan.