La calle Ramón Cabanillas de Moaña.

Se disparan las solicitudes para convertir locales comerciales en viviendas en esta arteria de Moaña que fue corazón comercial

En los últimos años, y especialmente desde el verano pasado, Moaña está viviendo una revolución urbanística en lo que a vivienda se refiere gracias a que cuenta con un Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) relativamente reciente (2016). Y, además, en sus diferentes vertientes. A al auge de la construcción, con cuatro licencias concedidas en los que va de 2025 y otras en camino para edificaciones comunitarias, se suman también los permisos para rehabilitación de viviendas.

En lo que se refiere las reformas, solo este verano el Concello ha recibido 171 peticiones de comunicación previa, trámite administrativo más ágil que la licencia y se utiliza para obras de escasa entidad que no alteran la estructura del edificio, ni afectan a su seguridad o habitabilidad. También 73 autorizaciones para obras de mayor calado. 

Unas cifras que, aunque son similares a las del ejercicio anterior, si que dibujan en el horizonte un repunte de la actualización de viviendas de segunda mano, en algunos casos por nueva adquisición y en otros porque las familias y sus descencientes continúan eligiendo Moaña como lugar de residencia habitual. Sin embargo, también por de abren un nuevo melón capaz de interferir directamente en la vida y en el futuro de una de las dos principales arterias de Moaña como Ramón Cabanillas. 

Si en su origen, esta vía fue núcleo neurálgico y corazón comercial del municipio. Los establecimientos se concentraban a ambos lados porque era paso obligado para los conductores que necesitaban llegar a Cangas desde ciudades como, por ejemplo, Vigo. Pero el traslado del consistorio al lugar actual y la construcción del Corredor do Morrazo supusieron su declive y de forma progresiva los comercios fueron cerrando, unos de forma definitiva y otros para trasladarse a Concepción Arenal, calle de moda para el tejido comercial por su cercanía al centro de salud y a la plaza de abastos. Desde entonces, la mayoría de los locales de Ramón Cabanillas están vacíos. 

Sin embargo, en el último año el consistorio ha visto cómo sus propietaros desisten de optar por el emprendimiento, el alquiler o la venta para reconvertirlos en hogar. En este tiempo ha concedido una veintena de autorizaciones para cambiar el uso locales comerciales a viviendas, algo que permite el PXOM en la mayoría de los casos, según fuentes del departamento de Urbanismo. En unos casos esta conversión se lleva a cabo para poder ofrecer una vivienda a los hijos y en otros para alquiler vacacional. Esto, unido al futuro edificio de 26 pisos que se está construyendo entre el antiguo Concello Vello y el lavadero de A Martinga, insuflará más vida a una calle imprescindible para el casco urbano moañés. 

El otro núcleo que también está apostando por las viviendas a pie de calle es el de O Rosal. Al contario que Ramón Cabanillas, es un ámbito reciente en auge nacido, precisamente, como consecuencia del nuevo edificio consistorial. Es una zona muy demandada en el que los precios de los pisos son elevados.  

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *