Ezequiel mostrando la medusa recogida en Massó.

Tras examinarla y pesarla, el vecino de la parroquia de Darbo, Ezequiel González, la devolvió al mar

Un vecino de la parroquia de Darbo, en Cangas, Ezequiel González, como buen aficionado a la pesca, se encontraba a media tarde de ayer buscando luras y calamares por las inmediaciones del puerto de Massó cuando se topó con una especie de elemento de color blanquecino que flotaba sobre el mar. Según explica a Atlántico, inicialmente pensó que podía tratarse de una bolsa de plástico, algo que podía ser perfectamente posible, pero lo que nunca podía imaginarse es que se trataba de la medusa más grande que vio en su vida. “Intentamos cogerla desde el barco pero no llegábamos”, explicaba mientras miraba al animal marino, “era como un paraguas, preciosa”. 

Una vez en tierra, con la ayuda de otras personas, volvieron a intentarlo y esta vez sí que lograron su objetivo. Con los utensilios que tenían a mano, un ganapán, una red y una punta, lograron alcanzarla y subirla a tierra. Era tan grande que la curiosidad les llamaba a pesarla. Y, así lo hicieron. Casi once kilos y medio, 11,43 kg exactamente, lo que llamó la atención de todo aquel que en ese momento paseaba por el entorno de la antigua fábrica de Massó. Un corrillo que hizo llamar la atención, incluso, de la Policía Local, que se personó para ver lo que ocurría.

Muchas teorías pudieron escucharse sobre su origen, aunque Ezequiel cree que no es más que una medusa “de las normales” pero que pudo venir pegada a algún barco de los que en los últimos días descargó en la fábrica de Frigoríficos do Morrazo. Después de examinarla, la devolvieron a su hábitat natural, el mar.

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