La mujer, de Domaio, se empotró con el coche contra el cierre de un edificio de la PO-551 en la parroquia. El vehículo quedó en el interior del jardín y ella atrapada dentro
La suerte acompañó esta mañana a los vecinos, conductores y peatones que habitualmente circulan o caminan por la PO-551, a su paso por la parroquia de Domaio, frente a la sucursal de Abanca. Una conductora de unos 80 años de edad y vecina del entorno de la capilla de San Benito, María del Carmen G.C., resultó herida tras perder el control de su coche cuando circulaba por el vial que conecta su vivienda con la carretera principal y acabar empotrándose contra la valla de un edificio de viviendas situado justo en el cruce. En su recorrido, el coche arrancó el muro perimetral de la parcela, arrancó la verja y se introdujo en en la zona verde del jardín cortando uno de los pasillos de entrada al inmueble. Su conductora, ‘Maruja’ como la conocen sus vecinos, quedó atrapada en el interior del vehículo, que quedó en posición lateral rodeado de numerosas piezas que se habían desprendido con el golpe, entre ellas el guardabarros frontal.
Los primeros segundos fueron de incertidumbre, pero rápidamente testigos que se encontraban en las inmediaciones y que relatan cómo vieron bajar el coche a gran velocidad hasta impactar contra el cierre y volcar. Precisamente, una de estas testigos y vecina de la parroquia fue quien le prestó los primeros auxilios a la mujer todavía atrapada y que se encontró consciente en todo momento y con capacidad para hablar. Pocos minutos después llegó la ambulancia, cuyos técnicos pudieron sacarla del vehículo y trasladarla al hospital por lo que no fue necesaria la intervención de los Bomberos aunque si se personaron en el lugar. Policía Local y Guardia Civil también estuvieron presentes, estos últimos encargados de realizar las diligencias del accidente. Una de las hipótesis es que la octogenaria se equivocase con los pedales y en lugar de pisar el freno para reducir la velocidad antes de incorporarse a la carretera apoyase el pie sobre el acelerador. Quienes la conocen aseguraban, sorprendidos mientras observaban cómo había quedado el coche, que conducía muy despacio.
Una de las residentes del edificio afectado, Rosana Solla, reconoce que “no pasó nada más grave de milagro” porque “justo acabábamos de pasar por ahí”.