Las familias de Herbello denuncian que sus hijos no puedan disfrutar del parque de su barrio porque se encuentra abandonado por la inacción del Concello. “Se tiró el dinero”, reprochan
Donde hay niños, hay alegría. Dice el refrán. El problema es cuando los pequeños no faltan, pero en su entorno no hay espacios para que puedan divertirse. Es el caso de los menores de Herbello. El único parque de este barrio de la parroquia de Aldán está comido por la maleza, a medio terminar y con un mobiliario infantil cuyo aspecto queda muy lejos de la homologación como parque infantil. Es lo que opinan las familias, los padres de todos esos niños y niñas que se ven obligados a coger el coche a diario para desplazarse a otros puntos del municipio para que sus hijos puedan jugar de manera más segura.
Quienes todavía se resisten a no hacerlo continúan visitando el “bosque”, como los definen, conscientes del riesgo y expresan indignados su malestar por la inacción del Concello. “Parece que no somos de Cangas, nuestros hijos tienen los mismos derechos que los del resto de parroquias porque también pagamos impuestos, pero nos tienen arrinconados», reprocha la presidenta de la Asociación de Vecinos ‘A Malladoura’ de Herbello, Ana María Gutiérrez, acusando al actual gobierno local de no haberse preocupado de revisar si la obra del parque cumplía con la legalidad antes de pagar a la empresa y darle el visto bueno a la obra. “Y el resultado es el que tenemos, un área tercermundista en la que se tiró el dinero hace solo un año porque nuestros hijos no pueden jugar en su parque”, sentencia Gutiérrez.
Y es que el anterior ejecutivo local presidido por la exalcaldesa Victoria Portas adjudicó en marzo de 2023 la obra de reforma de esta área infantil por valor de 16.684 euros para acabar con su desuso a causa del deterioro, pero tras pasar las elecciones correspondía a este gobierno BNG-PSdeG-IU revisar si la obra ya finalizada cumplía con el proyecto que había presentado la empresa Manuel Ángel Chamadoiro Muiños, adjudicataria del contrato. Sin embargo, el Concello abonó la totalidad del dinero y dio el visto bueno a la actuación pese a que los vecinos nunca estuvieron de acuerdo con el resultado.