Familiares de la fallecida cerca de su casa al enterarse de los hechos.

Allegados muy próximos a la víctima y a los dos detenidos aseguran que “su hijo daba la vida por ella» y aunque últimamente no quería comer “la obligaban, le daban potitos”

El casco vello de Cangas, y más concretamente la calle Colón donde vivía Gloria Malvido Paz, fallecida el pasado 3 de noviembre a los 78 años y enterrada un día después en Moaña, no daban crédito a lo que acababan de enterarse por los medios de comunicación. Su hijo, A.S. de 43 años, y su nieta de 25 habían sido detenidos por la Guardia Civil ante la sospecha de un posible delito de homicidio imprudente por “no atenderla adecuadamente» pese a estar impedida. Sufría alzhéimer y problemas importantes de movilidad. También investigan los agentes a la pareja de la víctima, un octogenario que residía en la misma vivienda y que también sufría graves dolencias. 

Nadie sabía nada ni había sospechado que algo así pudiera estar ocurriendo tras las paredes del número 9 de esta empedrada callejuela. Comenzaban a hilar por qué hace algunos días la Guardia Civil había estado preguntando a los vecinos y comerciantes por esta familia que describen como “normal”. Muchos de ellos ni los conocían y a otros les costaba creérselo. “Ella era clienta mía, era muy menudita», especifica, «pero hacía mucho tiempo que no la veía, de hecho pensábamos que había fallecido mucho antes, porque desde que comenzó a padecer la enfermedad hace algo más de dos años no salía de casa. A su hijo y a su nieta, sin embargo, los veíamos pasar con normalidad”, explicaba la empleada de una tienda cercana.

Nadie lo sabía

Tanta era la incredulidad en el barrio que la hija de la fallecida y madre de la joven detenida, que casualmente caminaba por esta calle en la mañana de ayer con la intención de hacer unos recados, se enteraba por una de su tías, que a primera hora de la mañana leyó la información. Sorprendida y casi sin palabras reconoció a Atlántico que “siempre fue todo normal y la cuidaron bien». “Su hijo dio la vida por ella”, afirmaba todavía conmocionada la tía, mientras trataba de contar a su sobrina todos los detalles que había podido leer en prensa.

De hecho, recordaban cómo Gloria, por su enfermedad, “de último no quería comer y la obligaban, le daban potitos”. “Estaba feliz con ellos, mi hija era para ella como una hija, yo iba a verla siempre que quería y nunca vi nada, la cuidaban bien”, manifestaba esta familiar todavía asimilando la información.  

Según la Subdelegación, “la muerte está relacionada con circunstancias sospechosas” en la vivienda en la que convivían las cuatro personas en una situación «muy precaria”.

Los tres detenidos por la Guardia Civil fueron puestos en libertad en sede policial. Ninguno de los dos acusados pasó a disposición judicial ni en el momento en que se produjo el deceso ni a lo largo de esta semana. La mujer falleció el 3 de noviembre, cuando estaba de guardia el juzgado de instrucción nº1 de Cangas, quien, a la vista del informe forense, solicitó a la Guardia Civil que investigase las circunstancias del fallecimiento. Por el momento, informa el TSXG, la magistrada no ha recibido el resultado de esas diligencias, por lo que no se puede decir que estas dos personas estén investigadas desde el punto de vista judicial, al menos por el momento. Sí por la Guardia Civil.

“Ella quería morir en su casa”, defendían sus familiares

La vivienda de tres plantas en la que vivió Gloria Malvido hasta su fallecimiento el pasado 3 de noviembre estaba ayer cerrada a cal y canto. Las persianas estaban bajadas y en ningún momento de la mañana se vio entrar o salir a nadie. Quienes la conocían a ella y a su entorno reflexionan con que quizá el motivo de lo ocurrido se debe a que debían de haber alertado a un médico o a alguna entidad que le hubiera podido ayudar, pero reconocen que el deseo de ella era “morir en su casa”. 

Una sobrina, que también se enteró por casualidad cuando acudía a la frutería del barrio y se topaba con las preguntas de los medios de comunicación, relataba que el hijo que la cuidaba estaba a la espera de plaza un centro de día. Al igual que la hija de la víctima y el resto de familiares próximos puso en duda que una atención deficiente por parte de sus cuidadores haya podido ser la causa del fallecimiento.

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