No hay caso. La vecina encontrada muerta en su casa en la mañana del martes falleció por causas naturales. Lo dice la autopsia y, por lo tanto, la Guardia Civil archiva la investigación. Ahora toca darle sepultura y dejarla descansar después del revuelo que provocó en el vecindario y en los medios de comunicación saber que María Julia Rosendo, Julia la de Orlindo, había perecido, inicialmente, en extrañas circunstancias. La presencia de varios vehículos de la Guardia Civil y de los agentes de criminalística hicieron sospechar lo peor entre quienes la conocían. A ella y a su hijo, con el que vivía y no mantenía una buena relación por su adicción al alcohol. Sin embargo, los resultados del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) han descartado cualquier indicio de violencia como causa previa a la muerte.
Todo comenzó el martes en torno a las diez de la mañana. Un familiar de Julia acudió a su vivienda para acompañarla a hacer unas compras para preparar su maleta. Ese mismo día, o como muy tarde, al día siguiente, tenía previsto ingresar en la residencia de la tercera edad de Vilaboa, donde los Servicios Sociales del Concello le habían conseguido una plaza tras considerar que las condiciones de salubridad en las que residía en su vivienda no eran las más adecuadas para una persona como ella, de avanzada edad y enferma. El lunes, un día antes de su muerte, dio su consentimiento para ingresar en el centro.
Precisamente, estos antecedentes fueron los que hicieron saltar todas las alarmas. El familiar que acudió a la casa el día de autos fue el que comunicó a su nieta, que sí se preocupaba por ella, que Julia había fallecido. Esta, a su vez, como reside fuera, alertó a la Policía Local de Vilaboa, con quien mantenía un contacto constante para saber del estado en el que se encontraba su abuela. El agente se trasladó hasta Acuña para saber qué había ocurrido y al llegar a la vivienda se encontró a la anciana en la cama sin vida. Según fuentes sanitarias, no era una muerte reciente. La octogenaria tenía un golpe en la cabeza y evidentes hematomas en el rostro. Consideraron que, para descartar cualquier muerte violenta, lo más apropiado era practicarle una autopsia y precintar la vivienda. Y así se hizo. En torno al mediodía se despejaban las dudas. María Julia será enterrada hoy a las 12:00 horas en el cementerio municipal de Vilaboa.